Acogedor chalet en Houffalize con vista al prado

Es una persona fascinada por el retorno a sus raíces y a la naturaleza, así como por el bienestar. Aprovechando su gran jardín, empezó hace casi 20 años construyendo una casa de campo cerca de su casa. Entonces pudo comprar su primera caravana (y otras seis desde entonces), que también instaló en su terreno, pero esta vez frente a su casa, hacia el arroyo de abajo. Tras un encuentro con una pareja mongola que trabaja en el negocio de la importación-exportación, tuvo la oportunidad de comprar una auténtica yurta mongola y algunos de sus muebles. Naturalmente, instaló esta nueva "vivienda improvisada" en su terreno, más concretamente, entre el chalet y los remolques. El espacio es amplio, de modo que todas las viviendas están en la misma parcela sin superponerse. Además, el hecho de que la yurta esté situada en el terreno del propietario proporciona un entorno muy seguro para los inquilinos, sin dejar de ser un lugar muy privado, sin vis-à-vis, gracias a los numerosos árboles de la parcela. La propietaria no ha instalado WiFi en la yurta para que los inquilinos puedan recargar las pilas sin ceder a la tentación de la conexión, por lo que ha puesto a disposición de los inquilinos libros y juegos de mesa en caso de que, lamentablemente, no puedan disfrutar del aire libre a causa del clima. La propietaria tiene muchas ganas de compartir y mostrar a sus inquilinos otra forma de vida. Le gusta mucho la idea de poder ofrecerles un momento de total desconexió y una vuelta a sus raíces. DESCRIPCIÓN - La yurta mongola sólo se alquila entre Mayo y Septiembre - Sigue el camino descalzo y disfruta de un magnífico paseo de 3 km por los lugares más bellos - Por razones de autenticidad, no hay ventanas en el techo ni en las paredes - También por razones de autenticidad, sólo se dispone de baños secos - Hay una zona común de relajación con bienestar, una zona de fogatas y un horno de pizza